

Recientemente, el estado de California
(USA) ha rechazado la petición, por parte de un senador republicano, de
designar el 26 de Mayo como “El día de JOHN WAYNE”. El argumento esgrimido para
refutar dicha propuesta fue el siguiente: “La perturbadora visión racista” del mítico
actor. Que fundamentan en base a ciertas declaraciones, de un claro tinte
segregacionista, que el astro realizó a una famosa revista.
Las declaraciones, se produjeron a raíz de que
WAYNE fuese sondeado por su entrevistador
a propósito de “Los panteras negras”, organización política
afroamericana de carácter muy radical, y de plena actualidad en aquellos
convulsos días de la Norteamérica de finales de los sesenta. Detalle importante
que ha sido omitido por la mayoría de prensa que se ha hecho eco de la noticia.
Nos encontramos, ante otro caso de
flagrante descontextualización en cuanto a tiempo, lugar y factores de
ambiente socio- político, en los cuales se efectuó el testimonio del
legendario interprete. No cabe duda, resulta mucho más confortable,
acomodaticio y tendencioso, evaluar a los personajes históricos desde “la
conciencia moral” del presente, prescindiendo de las circunstancias del pasado.
Sería deseable, que no pocos escribientes de todo signo y condición, fueran acostumbrándose al loable esfuerzo de intentar comprender
la historia, así como a sus protagonistas, en lugar de juzgarla constantemente.
En fechas aún más próximas falleció
MUHAMMAD ALI, ex CASSIUS CLAY, el mejor boxeador de todos los tiempos, y por
doquier se fueron sucediendo los pertinentes homenajes, loas, y tributos
fúnebres a la altura de un autentico héroe del pueblo. Pienso, que con todo
merecimiento y yo mismo me sumé a ello. Sin embargo, si nos ponemos a analizar
con detalle muchas de las declaraciones con las que aquel bocazas genial
obsequió al pueblo americano y mundial de los años sesenta, algunas de ellas
encajan perfectamente en el dictamen efectuado por la cámara californiana con
respecto al racismo del vaquero. Es decir, si somos medianamente objetivos, deberíamos saber encontrar la misma “perturbadora
visión racista” en el cowboy, que en el púgil, como así supieron ponerlo de relieve en su
día, numerosos ilustres integrantes de la comunidad afroamericana, ya que
consideraban a MUHAMMAD, un equivalente negro al KU KLUX KLAN.
La única razón deducible, por la que al "Duque” se le despoja de unos merecidos galones, en un palpable acto de
degradación dentro de la escala de mitos y leyendas estadounidenses,
confinándole a los márgenes culturales del desierto californiano, es que dado
el clima cultural dominante, casi hay que pedir perdón de rodillas por ser
cristiano, blanco, y hacer gala de un perfil ideológico conservador, y ni aún
con esas le levantarán el castigo oiga. Mientras que ser negro, revolucionario,
y además musulmán…. ¡Fetén de lo Fetén! E igualmente, la redención a tus pecados del pasado,
no precisa ni del perdón, ni de la penitencia que conceda y dictamine ningún tribunal del nuevo
orden mundial.
La doble moral existe desde que el mundo
es mundo, pero pienso que nunca antes ha gozado de una conformidad tan unánime
como asfixiante para la inteligencia.
MUHAMMAD ALI, fue un hombre negro
radicalmente identitario en tiempos que urgían de radicalidad, pues el hombre
negro en un país que presume de ser paradigma de democracia no podía seguir siendo
un ciudadano de tercera o cuarta categoría ni un minuto más. Frente al camino
crístico de MARTIN LUTHER KING, ALI encontró en “La nación islámica” amén de una
alternativa muy acorde con su temperamento combativo y visceral, un medio de
mayor contundencia de cara a que los negros lograsen alcanzar una verdadera
emancipación del poder blanco. En su
conversión de CASSIUS a MUHAMMAD observo más rebeldía identitaria que fervor
religioso.
JOHN WAYNE, fue un hombre blanco
radicalmente identitario, acusado de fascista, racista, y toda la cantinela de "istas" habituales que tanto gustan de entonar "el coro de los progres", pero lo cierto es que, y por sus hechos les
conoceréis, dedicóse toda su vida a promover el mestizaje,
a mi entender lo más contrario a la multiculturalidad, casándose con mujeres
sudamericanas de piel canela y llenándolas de hijos, ¡Casándose como DIOS
manda, nada de “rollitos multiculturales” de una sola noche aquí te pillo aquí
te mato! ¡El Duque se casaba!
Pido la misma clase de justicia para el hombre
negro que para el blanco. Exijo para ambos un esfuerzo de contextualización
histórica. Reclamo un trato equitativo para JOHN WAYNE, y no lo hago por
sintonía ideológica, por cuestiones del color de la piel, o por que le considere uno de los mejores actores de todos los tiempos, de la misma manera que admiro a MUHAMMAD ALI por ser el deportista
más increíble de todos los tiempos, si no por el bien de la inteligencia, sumo
patrimonio de la humanidad.
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